sábado, 7 de mayo de 2011

Sin acuse de recibo

El mismo sabor a hiel de tus besos, se alojó en mi lengua tras pegar el sello. 
En un arrojo de coraje impropio de mí, introduje la carta en el buzón.
Este será mi último acto de cobardía, mi último adiós.
No quiero volver a escuchar tus disculpas, tus excusas, tus promesas de que ésta será la última vez que descargas tu furia sobra mí.
Me voy y lo hago lejos, donde no puedas encontrarme nunca.
Lo que más me duele es lo que te pongo en el remite: “Ya no te quiero”,
 y me duele porque sólo yo, sé que no es cierto.

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