lunes, 11 de julio de 2011

Orfebre del silencio

Como cada día se sienta en el mismo banco. Sus ojos, azabaches y redondos, como las moras de los zarzales, se clavan plácidos en el paseo. Con la quietud de quien se halla en calma al haberle arrebatado las manecillas al reloj, con el centelleo de quien, a pesar de su edad, aún espera una caricia que le haga estremecer.
No habla con nadie, como si en la vastedad de su silencio pudiera alcanzar todas las cosas que calla. Como si el resto del mundo no fuera consigo. Como si viviera en otro lugar. En uno lejano, inexistente, en el que los días caen de un almanaque de hojas de colores.
Como un orfebre pule las palabras, pese a saber que tampoco hoy, éstas vendrán en su auxilio.

1 comentario:

  1. Cómo me ha gustado Piel, lo he releído varias veces porque es de esos textos que tienen ritmo propio que fluyen solos, no sé si me explico...
    Me gusta lo que describes, es difícil describir el silencio y me parece que lo has hecho genial porque lo he sentido y también la tranquilidad de esa persona.
    GENIAL. Otro 10!

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