Le he sido fiel durante más de 15 años. Me ha acompañado en
éxitos y fracasos y ahora se sabe no ya segundo plato, sino postre. Me ha escuchado
decir que quiero otra con el apresto y el lustre que ella perdió hace tiempo.
Mi Toga está celosa. Ha decidido ponerse en huelga de brazos
cruzados, de tal manera que en el estrado parezco implacable. No tomo nota, no
articulo más gesto que el de la impotencia, la desesperación y la rabia por el
infructuoso intento del reintegro de mis brazos a su zarandeo habitual.
Sin haberle puesto aún plazo a mi sentencia, y cuando he
podido zafarme de lo que constituye ya una camisa de fuerza, he descubierto en
el bolsillo de mi toga un Recurso de Suplicación que ella me ha interpuesto.
Lo difícil será ahora dictar una resolución que no pase por
ahogarme a mí mismo.
Este relato ha sido seleccionado en el concurso de Microrrelatos sobre abogados que organiza la Mutualidad de la Abogacía.