martes, 17 de febrero de 2015

Roces

Se dirige a la jaula de los leones para demostrarle cuánto se equivoca.
Afirma con esos ojitos tristones que pone cuando algo va mal, que los arañazos en su espalda no se los produjo Vilma, la vendedora de algodón dulce de formas exuberantes, ni Paula, la rubia de ojos índigos de los caballitos.
- Me creas o no, amor, fue Bárbara, la leona y su particular manera de decirme que no quiere pasar de nuevo por el aro.

2 comentarios:

  1. A lo mejor hasta cuela.
    Diferente a lo que que he leído por ahí. En esta ocasión ese inicio limitaba bastante las posibilidades, eso creo.

    Felicidades en cualquier caso

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  2. Hola, Piel.

    Yo no le creería, pero es genial como lo has concluido con ese aro.
    Felicidades. De los mejores que he leído.
    Un beso grandísimo.

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